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El personaje cuestiona, además, a los excéntricos paladares que consumen animales amenazados o en peligro de extinción. Indirectamente también crítica el aval del Gobierno nacional de permitir la caza incidental de tiburones en el Pacífico y el Caribe.

Fiel a su estilo el actor y comediante Alejandro Riaño, a través de su personaje Juapis González Pombo, decidió realizar una sátira en contra de las personas a las que les gusta consumir alimentos preparados con animales en peligro de extinción.

En un video de seis minutos, publicado en sus redes sociales, denominado ‘Juanpis Experience Extingue‘, se observa al cómico de 33 años en un restaurante, junto a una bella dama, ordenando una sopa de aleta de tiburón, en abierta crítica al Ministerio de Agricultura que, a través de la Resolución 350 de 2019, estableció las cuotas globales para la pesca de diferentes especies bajo aprovechamiento para el año 2020.

La norma, que dio vía libre a la pesca artesanal incidental de 475 toneladas de tiburón en el Pacífico y el Caribe, incluidas 15,1 toneladas de aletas de tiburones, permite, además, el "aprovechamiento" de, al menos, cinco especies que se encuentran en estado de amenaza (Sphyrna lewini, Sphyrna mokarran, Sphyrna zygaena, Carcharhinus falciformis y Alopias pelagicus), según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) y el Libro Rojo de Peces de Colombia.



Luego de escuchar la oferta gastronómica del restaurante llamado ‘Extingue‘, especialista en animales en vía de extinción, que incluía en su menú atún rojo, delfín rosado en salsa de ajonjolí, acompañado con macaco amazónico o en salsa de tortuga cienaguera, Juanpis se decidió por el tiburón, no sin antes resolver una duda que le aquejaba:

- "¿Qué tan extinto está el macaco?", preguntó Juanpis.


- "No tanto, quedan muchos", contestó el mesero. 

- "Eso no lo hace tan especial", dijo Juanpis, quien decidió entonces ir - según él - a la fija al ordenar tiburón y en concreto una sopa de aleta del Sphyrna zygaena, ante la mirada atónita de su acompañante, que resultó igual o peor de "excéntrica" que Juanpis al pedir una sopa de Sphyrna lewini.

Posteriormente se ve al cocinero golpeando a un tiburón con un bate y quitando su aleta con una motosierra, antes de arrojarlo nuevamente a un estanque, en referencia al maltrato y crueldad del aleteo como práctica. 

El video culmina con una sarcástica frase en la que Juanpis dice: "amo que le estemos vendiendo nuestra diversidad a excéntricos paladares extranjeros", en relación a que las aletas de tiburón son comercializadas principalmente al mercado negro asiático, donde consumir sopa de esta parte del pez es un lujo y sinónimo de estatus.

De manera pintoresca, Juanpis logra llamar la atención sobre una problemática que para nada es un chiste y que en el fondo esconde un grave lío de tráfico de fauna y educación ciudadana.

VÍDEO 


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